Físicamente estoy muy cansado, pero podría continuar, sin duda. Hoy por la mañana me volvía a esperar un gigantesco puerto de montaña de 18 km y 500 metros de desnivel. Luego su correspondiente bajada a 50 km/h y de nuevo un frío que me dejó tan helado que no sentía los dedos de las manos. Nada más llegar al pueblo tuve que hacerme un café con leche calentico para reaccionar. Después, por si el frío era poco, la niebla. Rodé varios km por una pista en la que no se veía más allá de los 10 metros y la visera del casco no paraba de gotear debido a la niebla que se condensaba. Por fin civilización. Faltando 10 km para Orense empecé a cruzar por pequeños pueblos y polígonos hasta que finalmente entré en la capital. Todavía me cuesta creer que esto se acabe...
Para el que no se acuerde, las fotos están en A santiago desde Elda - Album
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